miércoles, 8 de diciembre de 2010

Caminos cruzados.

Es algo inevitable, algo que no se puede controlar ni decidir... cuando tienes que estar con una persona terminas estando con esa persona a pesar de todo, de las circunstancias, de las decisiones, de los pensamientos y de las emociones; la vida te va orillando a la gente que te va a ayudar a crecer y a la que tú le ayudarás a crecer, no hay de otra.

En últimas fechas me he dado cuenta del poco valor que tiene el tiempo, sí, ese tiempo del tic tac, el de las manecillas, el incansable... ¿Qué es un mes? ¿O dos o tres? ¿Qué es un día? ¿Una hora? ¿Importa? Para mí no, no sé cuánto es un mes, o dos, o tres cuando cada día es una aventura diferente, emociones en un elevador, sensaciones atemporales.

Soy feliz, siento que estoy en donde debo estar con quien debo estar, no con un minuto más ni con uno menos, sólo así, estando, disfrutando, riendo, compartiendo, queriendo, amando, escuchando, aprendiendo... creo que a eso venimos todos, nadie vino a hacerlo por los demás; al final del camino nadie te lo agradecerá y habrás perdido -no tiempo-, vida.

Quisiera seguir escribiendo en este libro y lo seguiré haciendo... pretendo que sea todo un best seller, un premio nobel, mi cuento favorito.

La pregunta cruzada: ¿Cuánto falta?