miércoles, 8 de abril de 2009

El espejo se rompió...


Sí, a unas horas de irme a Playa del Carmen y de pasar un fin de semana de ensueño, el espejo se rompió, se cayó y en polvo se transformó... Supuestamente estaba pegado con silicón y eso haría que no se cayera, que quedara fijo, inmóvil y servible... ya había aguantado un par de caídas, ésta ya era una exageración, hubiera sido un milagro o algo más.

Se quebró por completo, no quedó ni un cachito intacto, todo se rompió y eso que ayer se le aplicó una doble capa más de pegol... Está completamente inservible, no hay nada por hacer, aunque lo trate de pegar quedarán millones de huequitos vacíos que son imposibles de llenar; ni siquiera para regresarlo, el ticket lo tiré hace mucho aunque siempre supe que los clavos eran más seguros... siempre ando arriesgando.

A unas horas de sentir la arena blanca en mis pies, el espejo se rompió y ya no hay nada qué hacer ni cómo reponer el daño. Muero de sueño, de coraje, de rabia, de enojo, de tristeza, de impotencia y de incertidumbre... no tengo ganas de hacer nada.

La pregunta del espejo: ¿Por qué la tierra se tragó todos mis bañadores a un día de salir a la Riviera Maya?

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