viernes, 2 de enero de 2009

En el mar, te quiero mucho más...


Miércoles 31 de diciembre a las 8 de la mañana, suena 'Girls' de los Beastie Boys en mi celular, mis dos roomies estaban bien dormidos, aún se sentía el friito, era el tiempo justo para despertar para no perder mi vuelo Guadalajara-México... ¿Qué hice? Apagué el teléfono.

Dieron las 10 de la mañana, yo ya estaba sola en la habitación, era momento de tomar una decisión, no había tiempo, era sí o no, irme o quedarme, ver esos atardeceres perfectos o abrazar a los abuelos... el tiempo corría y yo sentada sin saber qué hacer.

-Bueno, yo ya voy a la placita a buscar un bañador, se hace tarde-

La presión se hacía presente

-Ya quédate, neta, a qué te vas, ya no vas a alcanzar tu vuelo-

En ese momento me metí a nuestro penthouse, me cambié, recogí mis cosas y dije 'me voy'. Me despedí de los presentes, la Clau, la Moni, Yoli y emprendí mi viaje a la ciudad de México. El calor estaba incesante y la subida de La Ticla al inicio del pueblo era interminable... era el inicio de un muy tortuoso regreso...


Luego de caminar por calurosos minutos, mi acompañante decidió que era momento de esperar a que llegara algún buen samaritano que nos auxiliara y nos diera raite hasta la carretera... así lo hicimos, vimos pasar una procesión de gente que le cantaba a Jesús con máscaras, las vueltas en la camionetita eran más emocionantes que el Superman de Six Flags, 'Don Gabino' no dejó de hablar, y con este contexto llegamos a 'La Placita' donde debiera esperar mi camión que me llevara a Tecomán...



Luego de un viaje muy desagradable, donde un maldito viejo asqueroso raboverde me toqueteaba la pierna llegué a Tecomán... el reloj me acorraló, hiciera lo que hiciera mi vuelo estaba perdido; la frustración y el pánico comenzaron a apoderarse de mí. Lo mejor era regresar a la playa pero ¡NO! mis abuelos me esperaban, el pánico cada vez era mayor, no llegaba ni siquiera al último vuelo del día. Mientras me hacía cuata del de la tiendita de la terminal, recibí la llamada esperanzadora, un vuelo de Guadalajara a las 8:40 pm, ése era, no había más. Era eso o pasar año nuevo en una terminal de camiones...

Así pues, luego de comprar unos tenis re guapos y una blusita re coqueta en el aeropuerto de Guadalajara, llegué a la capital sudada, cansada, harta y con ganas de tocar una cama... No obstante, ver a todos los primos, abuelos, tíos, padres y amigos me inyectó mucha energía y reí como pocas veces...

Fueron 12 uvas, como cada año, sólo una fue especial y diferente, las 11 restantes sólo desean felicidad, buena vibra y paz para toda la gente que quiero...

La pregunta del vuelo: ¿Por qué compro tenis en los aeropuertos?

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