lunes, 29 de septiembre de 2008

xxiv Aniversario...



Primero que nada, agradezco sin fin a toda la gente que de algún u otro modo me felicitó, abrazó, festejó, besuqueó, brindó, cantó, bailó, estuvo conmigo y COMPARTIÓ un ratito de sí mismos con su servilleta...

El servicio de mensajería corta saturó mi móvil, no es por presumir, pero es la verdad. Personas que jamás creí que fueran a acordarse de mi natalicio, lo hicieron y en verdad convirtieron este aniversario en algo mucho muy especial.

Lo especial comenzó desde la semana cumpleañera; el lunes 22 estuvo de antología... todo ese día estuve re feliz... alguien muy importante para mí -luego de burlarse un poco-, se salió con la suya y me hizo pasar un momento inolvidable (como todos los que me hace pasar); ya más en la nochecita y después de mucho rogar, el llegado de Madrid accedió a verme y pasamos una noche bombásticamente divertida... hasta que se nos cruzó un camellón. Ni modo, las consecuencias: pasar nuestro onomástico inmovilizados del cuello y la espalda... Aclaro, no es reclamo, al contrario, desde ahí comenzó todo lo especial para el 26 del 09...


Luego del siniestro vehicular, nada mejor que una guajolota para calmar el estrés y por supuesto una visita médica para descartar alguna lesión grave fueron las actividades consecuentes. Fue semana de entrevistas y de estar del tingo al tango, de hecho, así fue como llegó el viernes... Ese viernes lleno de magia y buena vibra; mensajes, obsequios, abrazos, buenos deseos, comida, fotos y demostraciones de aprecio, cariño y amistad por todos lados...


Las medicinas para el cuello decidieron no asistir al festejo... esto gracias a la licencia que me dio Erre Ge Ache para beber una botella de vino... a partir de ahí el festejo comenzó. Mariscos para no perder la costumbre fue la elección, pelucas y artilugios para la cabeza fueron el regalo de los meseros del lugar... siguieron las ya clásicas cervezas oficineriles con un poco de Amanda Miguel, Bosé y La Trevi de fondo musical... posteriormente el lugar que vivió mi cumpleaños, el Papa Bill´s de Plaza Polanco.

Es cierto, no fueron personas con quienes me habría súper encantado compartir ese momento (espero se arrepientan algún día); sin embargo, la gente que estuvo fue la gente que tenía que estar, que quiso estar, que le interesaba estar... a todos ustedes kilómetros de agradecimientos. Ah! pero el festejo no terminó ahí no no... Como era de esperarse, la jagger partner tenía el sitio perfecto para concluir el festejo N° 24.


Michael Jackson, Madonna y Vazik fueron la cereza de ese gran pastel... no olvidemos tampoco al Absolut que nos acompañó en esa linda velada y a los coqueteos de Bogotá que sin duda, se llevaron la noche...

Como era de esperarse para los que me conocen, unos tacos de lengua en los Copacabana cerraron con broche de oro a las 7:30 am... eso sí, con el collarín en la parte trasera del vehículo. (NOTA: al siguiente día me dolía todito mi cuerpecito, enfáticamente el cuello)

Así pues, llegaron mis 24 otoños, muchísimo mejor de lo que yo esperaba, sí, lo acepto, hubieron detalles que no me dejaron disfrutarlo como me hubiese gustado, supongo que por algo pasan las cosas (qué justificación tan más barata).

Lo mejor de cumplir años y el mejor regalo que tuve -y es con todo el respeto a todos los que me obsequiaron algo- es estar con mis abuelos, brindar con ellos, que me canten las mañanitas, abrazarlos, tenerlos conmigo, escucharlos decir que me aman y que desean mi total y completa felicidad... no me importa nada más. Cada cumpleaños es perfecto con ellos y éste no fue la excepción.
Comienzan 365 nuevos sueños, 365 nuevas experiencias, 365 nuevas lunas, 365 nuevas ilusiones, 365 nuevas oportunidades...

La pregunta del aniversario: ¿Quieres estar dentro de esos 365 nuevos amaneceres?

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