Advertencia: La siguiente entrada será larga, muy larga, por lo que si usted se sabe una persona desesperada y poco paciente le exhorto a esperarse al siguiente post... Si por el contrario, se sabe una persona dinámica, inteligente, poco cobarde y que sabe lo quiere de la vida, le aseguro, querido lector que la disfrutará... Comenzamos...
Luego de pensar que sábado y domingo serían una verdadera tortura, la verdad es que no estuvo tan mal...
Todo comenzó el sabadito que desperté no tan tarde para el desvelón y el destilado que me había metido la madrugada anterior... El sol del medio día sirivió de alarma, abrí los ojos y me sentía muy incómoda, cómo no si lo único que me faltaban era los zapatos de tacón... traía la misma ropa, hasta el collar en la misma posición en que lo había dejado al llegar a casa; me sentía rara y el cuerpo me reclamaba el mal trato que le había dado. En seguida me levanté y me puse mi pijama rosa con bolitas blancas (la favorita), mi mente no podía hacer nada más que pensar en todo... Así transcurrió la mañana, triste, la verdad...
A media tarde mi hermano me pregunta si iré al festejo del Cocorín (una gran amigo en toda la extensión de la palabra)
-No hermano, la neta es que no ando con ganitas, no me siento bien-
-¿Segura?-
-Sí, no quiero ver a Miguel con su nueva adquisición, mejor ve y si no está me hablas y me lanzo-
La verdad es que el Maicól ya no me duele, digo, después de 9 meses era necesario pero al fin entendí que un ingeniero y un ser naturalmente social no pueden convivir, y si lo hacen es porque los dos son lo suficientemente maduros para aprender de los defectos del otro, no juzgarlos ni quererlos cambiar, aprender... Creo que verlo no implicaría más nada, verlo con 'Isa' me daría envidia y corajín porque él sí ha podido estar y ser feliz con alguien, porque pudo superar a la beiburra y tiene a quién abrazar y de quién apoyarse... Aún así iba a ir pero estaba demasiado vulnerable, demasiado expuesta, demasiado confundida... no, no era el momento.
El 55940667 sonó y mientras yo tristeaba el amigo hermoso preguntaba cuál era mi situación, luego de medio quebrarme quedamos de vernos en el Jarocho de Av. México a las 20 horas para intercambiar -después de una semana- nuestros chips. Tras una confusión en e punto de encuentro por fin nos encontramos. Él con su linda playera naranja, yo -sin bañar- lucía una preciosa playera morada con estrellas de colores (que por cierto, a nadie nunca le ha gustado, nunca me ha importado, es mi favorita) y una hermosa gorra con orejeras color lila (por la gran carcajada que soltó el Gargarín me di cuenta que no le había gustado). El amigui me comentó que el destino había hecho de las suyas y se había topado con un cuate de Tlatelolco que hacía mucho no veía, por supuesto yo no tuve problema en que se uniera...
Compré la que ahora es mi bebida favorita, un 'Capuchimoka frío' (recomendado ampliamente) y junto a Garín nos fuimos a una banqueta en la esquina de Bélgica y Av. México... Ahí conocí a... le gusta que le digan Pablo, cuate del amigui. Estábamos los tres sintiendo el fresco en nuestras narices, actualizando nuestros discos duros y compartiendo experiencias laborales. Entre carcajadas, ojos llorosos y suspiros el reloj avanzó y la vejiga se cargó por entrarle duro a los capuchimokas. Lo más cercano era visitar a los buhítos, así que no lo pensamos y nos dirigimos a la tienda del Slim. Luego de hojear algunas buenas revistas y embobarnos con moda económicamente inalcanzable -al menos para unos clase medieros muertos de hambre como nosotros- el amigo 'Pablo' se discutió los de suadero junto a los Chupas... como siempre yo era la del hambre...
Hay amigos que nunca me dejan morir sola, claro ejemplo de ello es el Rulotróniko Pato Ratón. Ésta vez no fue la excepción y mientras yo me echaba una Chaparrita de mandarina (me recuerdan tanto a la prepri), el Boricua se hizo presente... El Destino Final: las Aztecas (si Dios fuera bebida sin duda sería una Azteca). El asiento hasta atrás, mi vasote de unicel, la lluvia, el sueño y el coraje en la garganta estábamos ahí, trepados en el Bora Plata; con más tranquilidad de cuando desperté comencé a reír con mi historia de 'Soy una Dama'... La madrugada nos alcanzó de nuevo y fue el momento de partir...
Fue una noche muy extraña, tampoco dormí bien, soñé raro, despertaba cada hora muy ansiosa, tenía mucho frío y por más que lo intentaba no podía dejar de pensar... Así dieron las 2:45 pm y ya no pude seguir; volteé a mi buró derecho, ahí siempre está mi celular... ahí estaba, parpadeando, gritándome en silencio, gritando una llamada sin contestar, 1:45 pm... ahí estaba y ahí se quedó...
En seguida me di un riego, de esos que quitan cualquier tristeza y malestar, y emprendí la huída a Orión 77, ahí donde lo único que encuentro es felicidad, tranquilidad, ternura y sabiduría. Ahí estaba, ese mágico lugar lleno de recuerdos, experiencias y miedos, ahí donde aprendí a jugar ajedrez, dominó y poker, ahí donde a los 9 años intoxiqué mi cuerpo con nicotina... Ese mágico lugar donde viven las únicas dos personas por quienes daría mi vida, por quienes sigo creyendo que algo extraordinario existe, que hay gente buena, y a quienes hago muy feliz con sólo estar... Comí con ese sabor inigualable que sólo el amor de ella tiene; platiqué con él como antaño de política, olimpiadas, piano y francés... Ahí estuve toda la tarde, con grandes inyecciones de felicidad y paz...
A pesar de pensar tantas cosas, no la pasé tan mal, me reí, platiqué, compartí, y me burlé de mí misma... Como bien dicen 'ya ni llorar es bueno' ¿o sí?
La pregunta del recuento: ¿Qué pasará mañana?
Al menos creo que se pondrá bueno...