martes, 25 de noviembre de 2008

Machucón

Finalmente uno decide en dónde y con quién estar, el problema radica -principalmente- cuando quieres estar y no puedes... Irónicamente, un colega laboral me compartió un texto que me pareció una chulada; refleja de manera clara, precisa, exacta, real y cotidiana esta 'insatisfacción' de la que hablo... El texto se llama "El amor, el desamor y las mujeres"
Esto es un fragmento de una extensa y divertida charla de lavadero entre Armando Vega Gil, Rafael Tonatiuh, Fernando Rivera Calderón y Hugo García Michel que me reencontré en el número 45 de ahora extinta revista “La Mosca en la pared”. Ahí va una parte:
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Cuestiones pragmáticas
Armando: A lo mejor así es el pedo y a lo mejor tenemos que aceptar que así es, que nada más somos objetos de aprendizaje y ya, y que cualquier posibilidad de que la gente se enamore de uno es totalmen­te nula; sobre todo ahorita que es un pedo mucho más pragmático: el pragmatismo, la velocidad, la ga­nancia.
Hugo: Yo creo que una de las utopías que también se perdió fue la del amor.
Fernando: Aunque estés enamorado, si estás consciente de que te están despreciando, ¿qué tendría que suceder para que el nervio de tu dignidad dijera: "¡ya cabrón!"? ¿Qué es lo que hace que esa parte sea en­mudecida por la enajenación amorosa?
Armando: ¿Sabes cuál es el remedio? EI odio. El odio es la única medicina para sacarte del autoescarnio y de lo patético. He estado en circunstancias de indignidad que no mames, y de repente hay un momen­to en que te dan tanto en la madre y te mandan tanto a la chingada que, para poder manejar el desma­dre, lo que haces es odiar a la morra.
Tonatiuh: Una de las cosas más extrañas es cuando ya estás en el estado en el que te vale madres, por­que entonces le empiezas a interesar a la chava y a gustar.
Hugo: Consejo de Mauricio Garcés: "hazte indispensable y después desaparécete".
Fernando: ¿Tú has podido llevar a cabo esa fórmula?
Hugo: He sido indispensable para más de una chava, pero no me he podido desaparecer. Y es cuando la riegas: empiezas a dar y a dar y a dar, y para la chava es muy cómodo. Como que sientes que si das más amor y más cosas materiales, entonces ella te va a apreciar y va a decir: "no, este cuate me quiere muchí­simo". Pero ves que nada de nada y tú le dices: "¡carajo!, si nos llevamos tan bien, ¿por qué no quieres an­dar conmigo?". Y te responde: "porque no te amo". ¡Puta madre! Te desarma y se siente de la chingada.
Esta es la parte final del mismo artículo...
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
A manera de conclusión
Armando: Yo creo que una conclusión es: si quieres que una chava se enamore de ti, no te enamores de ella. La condena es vivir en una relación de frialdad y de distancia.
Hugo: ¿Entonces la conclusión sería que no hay esperanzas?
Armando: La única manera en que puedes tener contigo a alguien de poca madre, no en todos los casos pero sí casi siempre, es no amando a esa persona que está contigo. A lo mejor le puedes tener cuatachinés, estima.
Tonatiuh: Lo malo es que en el amor sucede como en Carrie o una de esas películas de terror, que cuando piensas que ya la libraste, te sale una mano de abajo de la tierra y te vuelve a agarrar. Y yo lo que veo es que de pronto, sin ningún motivo, ya le estoy dicien­do a una chava que le voy a llevar unos cho­colates de Sanborns.
Hugo: A mí mi ex mujer siempre me decía que yo no tenía detalles con ella. Ya después de que nos divorciamos, me dije: "bueno, voy a aprender esa lección y voy a tener detalles con las chavas que me gusten", ¡pero sale peor!
Fernando: Mi mamá me ha dicho: "a las mu­jeres ni todo el dinero ni todo el amor", y si eso te lo dice una mujer, está cabrón.
Armando: Pero, es que como hombres nece­sitamos pasar alguna vez por ese lugar. Por un momento en el que estemos súper ena­morados de una morra, que no nos pele, que nos humillemos y que le demos todo, todo, todo, hasta quedamos en calzones.
Fernando: A veces no sólo una vez, sino varias.
Armando: Pero tienes que pasar por eso a güevo para crecer en la vida. Si no, estás en la súper pendeja y siempre serás el güey que manda, que las desprecia.
Tonatiuh: Cuando estás muy clavado haces cosas que nunca harías.
Fernando: Que no harías en tu vida sobria, como pasar toda la noche en un parque frío, frente a su casa, llorando, y lo haces aunque te llueva y sientas que te estás muriendo.
Armando: ¡A güevo! Si no tuviéramos esos momentos, seríamos seres despreciables. ¿A poco no? Son momentos de éxtasis necesa­rios, útiles. Si no, seríamos Hitlers.
Fernando: La conclusión es que no existen conclusiones.
Hugo: Y lo peor es que todo va a seguir igual.
Armando: A lo mejor una conclusión es que cuando nos enamoramos somos carne de cañón.
Fernando: ¡La conclusión es que somos unos patéticos de güeva!
Armando: ¡Eso está muy bueno: somos unos patéticos de güeva!
Fernando: Y mientras que uno está pensan­do en lo patético que es, a la chava con la que fuiste patético realmente le vales madres.
Armando: Ahorita está cogiendo delicioso con un pendejo rico y buena onda.
Fernando: Que la maltrata mesuradamente, que le pone sus putazos.
La pregunta insatisfecha: ¿Por qué sentí el machucón?

0 comentarios: