martes, 2 de diciembre de 2008

Inexclusiva...

En una de esas pláticas virtuales con Timoteo (o Bernardo o Carmelo o Marciano o Josefino o Cesáreo o como quieran llamarle) sí, esas que están llenas de carcajadas y dobles sentidos, se tocó un tema demasiado áspero para mí: la exclusividad...

Todo surgió por el fin de semana güird que tuve, la razón por la que fue güird... qué importa la razón, fue muy güird. A partir de ello surgió el palabreo con Gabriel, una charla donde me abrió los ojos con palillos, me dio un par de bofetadas y me puso las cosas como son, ahí, estaban en la mesa todas las cartas echadas... no era nada nuevo...

Acertadamente y sin pelos en la lengua (o en los dedos) me dijo lo que 'yo no había dejado decir' (palabras de Cristóbal)... A él le valió y sin decir agua va lo desembuchó... y sí, me hizo pensar y mucho... ¿Qué es la exclusividad? ¿Qué es la exclusividad? ¿Qué es la exclusividad? Me lo pregunté hasta el fin del día y aunque quise encontrar otra respuesta, no hay... la exclusividad es eso, con todas sus letras EX-CLU-SI-VI-DAD; pero, ¿en verdad alguien puede llegar a tener exclusividad de algo? 

No sé qué respuesta es la que quiero escuchar, lo que sí sé es que cualquiera que sea me van a arrugar todos los sentimientos... ya no quiero sentir eso. ¿Acaso lo que me dijo Raymundo será la respuesta?

La pregunta exclusiva: ¿Y yo de quién soy exclusiva? 

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