viernes, 16 de abril de 2010

Desesperación.


Por todo, por ver mi casa cómo está, por no poder gritar ni poder golpear, por el dolor de espalda tan extraño con el que amanecí, por recordar (porque dicen que recordar es volver a vivir), por tener que regresar, por saber y por no saber, porque me trataron como idiota y porque lo fui, por tener mi cabeza escondida sin acordarme dónde la deje, por querer hacer todo y no poder hacer nada, por seguir llorando, por haber comprado otro par de tenis en el aeropuerto de Guadalajara y alocarme con un par de jeans que ni me gustaron tanto, por sentirme traicionada, porque ya me tengo que regar, porque no iré a ver a Muse ni a los Arctic Monkeys, porque siento que la vida es muy injusta, porque quiero seguir escribiendo y ya no puedo, porque quiero hablar y me dejaron amordazada, por no poder olvidar y por no hacer nada por lograrlo, por temblar, por escuchar, por ver...


La pregunta desesperada: ¿Hasta cuándo?

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