domingo, 25 de abril de 2010

Prado Churubusco.

Como cada fin de semana estoy entusiasmada por ver a mis abuelos, hoy más... Hoy llegaré a abrazarlos y a besarlos más. Ya quiero que me cuenten qué han hecho, cómo van las clases de piano y sentir la única sazón de la abuela... seguro preparó arroz con leche o capirotada.


Si algo me llena de vida, alegría y energía es llegar a ese número 77 y oler ese aroma característico de esa casa... a experiencia y sabiduría, escuchar el piano, acostarme en el pasto, asaltar la alacena y el refri, tomar Jarrito de mandarina y comer helado de nuez... Amo sentir Le Baiser du Dragon de Cartier en mi abuela y ver los libros de Matemáticas y Física de mi abuelo.

Llegando ahí siempre se me cambia el chip, cualquier malestar que pudiera tener en la bolsa del pantalón se queda en la calle, es increíble lo bien que la puedo pasar en ese lugar, lo tranquila que puedo estar, creo que debo trasladar ese estado a cada día.



Ellos son completamente mágicos y cómo no lo serán con 90/ 91 años de edad y 70 de casados, conocen perfectamente cada detalle del otro, se respetan como nunca he visto que alguien más lo haga...

Dos ejemplos exquisitos para mí: mi abuelo sin falta le sigue depositando a mi abuela cada mes, no le puede faltar absolutamente nada... la procura y no pierde oportunidad para demostrarle lo que ella significa para él... Mi abuela, por su parte, no permite que mi abuelo la vea ni un poco desarreglada; aún en el hospital no dejaba que mi abuelo entrara sin antes polvearse la nariz y ponerse un poco de lipstick, la 'tenía que encontrar bonita'...

Justo ese compromiso es el que se vibra llegando a su casa, una entrega que se extiende a cualquiera que vaya... siempre con una sonrisa y, por supuesto, a la nieta consentida la hacen sentir brutalmente amada... Y yo que me desgasto y pierdo la sonrisa por tonterías!!!

Exactamente por eso es que aún creo en muchas cosas, creo en la gente y creo que hay gente buena; y me encanta hacerlo y sé que la seguiré encontrando...
La pregunta de la prado: ¿A dónde los llevo de viaje?

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