lunes, 10 de mayo de 2010

Insomnio.

¿Alguna vez han pensado en su vida futura? ¿Qué pasará mañana? ¿Y en un año? ¿Y en 10? Siempre me ha dado mucha curiosidad saber mi futuro, siempre he querido ir con una buena bruja, de esas que te dicen hasta el color de la piel de tu esposo...

Es difícil -para alguien tan desesperada como yo- esperar a que las cosas pasen... Me gusta más ser yo quien genere los momentos, sin embargo, nunca he podido dejar de pensar en todo lo que me espera... Toda la gente nueva que me falta por conocer, las miles de experiencias que disfrutaré con la que ya conozco, los sentimientos que me faltan por descubrir... en fin.

Qué tal que conozco al amor de mi vida mañana que vaya a correr, o cuando vaya caminando rumbo a la oficina, igual y hasta nos hemos cruzado, y si es alguien que ya conozco, o que me vayan a presentar...¿Y si termino solterona por esperar a alguien perfecto, inexistente? ¿Tendré que cambiar mis requisitos? ¿Bajar mis expectativas? ¿A quién merezco? Y lo más importante ¿Quién nos merece a todos y cada uno de nosotros?

Últimamente, -extraño- muchas personas me han preguntado en las características que busco en alguien (léase relación sentimental y amistosa)... Al terminar de enlistar mis exigencias, casi casi se ríen en mi cara se dan la media vuelta y se van... A veces pienso que fijarme en la ortografía de las personas, reduce considerablemente el número de quienes pueden caerme bien, es más, seguramente algunas personas que lean esto van a pensar que tengo serios problemas...

La ortografía es sólo un ejemplo, pero como ése tengo muchos que van haciendo el embudo más y más y más angosto... Son detalles -muy tontos y exagerados para la mayoría- pero que a mí me hacen feliz... Seguramente habrá algún hombre guapo, con excelente ortografía, que le guste bailar como a mí, que viva con la música en su cartera, divertido, independiente y alcoholes y que tenga como requisito principal: que ella sepa andar perfectamente en bici... Sí, seguro así pasará...

Qué rico es estar solo, disfrutarse hasta hartarse de uno mismo y volverse a consentir, qué rico hacer y deshacer al antojo propio pero qué rico compartir una copa de vino, una cerveza o un café, compartir una sonrisa o una lágrima, un helado de pistache, compartir un sentimiento, una canción... Sí, me gusta estar sola, pero prefiero compartir mi libertad y también mi soledad.

La pregunta insómnica: ¿Tardaré mucho en soñar?

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